En primera persona: Fuensanta López

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Fecha:18 de agosto de 2025
Fuensanta Soriano López
Fuensanta Soriano López es Senior Patrons Manager en Tate (Tate Modern & Tate Britain). Licenciada en Conservación y Restauración de Bienes Culturales por la Universidad de Granada, ha desarrollado una trayectoria internacional que combina restauración, diseño, gestión de galerías y dirección creativa. Su experiencia abarca desde la conservación de obras históricas hasta la gestión estratégica de proyectos, ventas y relaciones con coleccionistas en instituciones y estudios de reconocido prestigio.

¿Cuáles son tus tareas principales en tu cargo actual?

Como Senior Manager, lidero con mi equipo la estrategia y ejecución del programa de Mecenazgo, gestionando relaciones mecenas de alto valor, y colaborando estrechamente con equipos curatoriales, operativos y de eventos.

Entre mis responsabilidades principales se encuentran:

Diseño y comisariado de un programa anual cuidadosamente curado, que abarca eventos inmersivos, visitas a colecciones privadas, cenas con artistas, viajes culturales y encuentros únicos con los comisarios, directors y expertos del museo, etc… Más allá de la planificación y ejecución, también estamos presentes en cada uno de estos encuentros, ya que representamos el rostro público de la institución. Al final del día, somos quienes construimos y cultivamos las relaciones con los mecenas, asegurando que cada interacción sea genuina, memorable y alineada con la misión cultural que defendemos (y que en el caso de Tate, es magnifica).

La coordinación logística entre nuestras dos sedes en Londres (Tate Modern y Tate Britain), incluyendo el desarrollo de procesos internos para optimizar la experiencia de los mecenas, incluyendo el diseño e implementación de mejoras estratégicas,

La gestión del presupuesto de eventos y la negociación con socios externos, asegurando altos estándares, cumplimiento normativo y reputación institucional.

¿Cuál ha sido tu trayectoria profesional para llegar donde estas hoy y cuáles fueron los mayores desafíos que enfrentaste?

Estudié Conservación y Restauración de Bienes Culturales en la Universidad de Granada, especializándome en pintura sobre caballete, tabla y madera policromada. Gracias a unas prácticas en una excelente compañía de restauración en Granada (CRA), comencé a trabajar directamente con obras de Maestros Antiguos—mi gran pasión—y también con piezas modernas, lo que me permitió desarrollar una base técnica muy sólida.

Posteriormente trabajé en Marbella en un estudio de diseño de interiores y anticuario, donde amplié mi experiencia combinando restauración con diseño en 3D, creación de renders, diseño de mobiliario desde cero y gestión de expediciones para adquirir nuevas piezas. También trabajé con artistas contemporáneos, lo que enriqueció mi mirada curatorial y me permitió manejar presupuestos complejos, gestionar envíos internacionales y organizar exposiciones con visión comercial y artística.

En 2018 me mudé a Londres. El mayor reto fue empezar desde cero, ya que el Brexit había generado desconfianza en muchos talleres locales. Ante ello, decidí pivotar hacia galerías de arte y, tras una breve etapa de adaptación, llegué a la galería de mis sueños: Louisa Guinness Gallery, donde trabajé tres años hasta convertirme en directora creativa.

Nada más llegar, me asignaron un proyecto increíble, trabajando directamente con Anish Kapoor para crear una pieza destinada a recaudar fondos para construir un colegio en Siria. También gestionaba compras de mercado secundario en casas de subastas como Sotheby’s y Christie’s, y trabajaba directamente con estudios y fundaciones de artista para catalogar o asegurar la autentificacion de obras, ejemplos de ellos Alexander Calder, Man Ray y Claude Lalanne, entre otros.

Además, coordinaba ventas, marketing y comisariado de exposiciones, siempre con una fuerte carga de investigación académica, colaborando con artistas de primer nivel como David Shrigley, la maravillosa Sophia Vari (artista y esposa de Fernando Botero), y varios YBAs como Sue Webster, Gavin Turk o Gary Hume.

Después de tres de los mejores años de mi vida con Louisa, pasé a trabajar con Damien Hirst en su estudio, de quien también teníamos piezas en la galería. Allí asumí responsabilidades transversales en distintos departamentos: relaciones con clientes, ventas, producción, conservación, exhibiciones y asuntos privados. Fue una experiencia sumamente dinámica, con múltiples proyectos simultáneos de alto perfil, bajo gran presión y con prioridades cambiantes cada dia.

¿Cómo te mantienes inspirada y actualizada en un campo que está en constante evolución? ¿Cuáles son tus plataformas para informarte?

Mantenerme inspirada y actualizada es una parte fundamental de mi trabajo, especialmente en un sector como el cultural, que está en constante transformación y profundamente influenciado por los contextos sociales, políticos y tecnológicos que lo atraviesan.

En mi caso, la inspiración surge de una combinación de experiencia directa, investigación activa y escucha constante. Llevo un programa muy dinámico que me expone a una enorme variedad de exposiciones, proyectos especiales y encuentros a lo largo del año. En este sentido, trabajar en una institución que se sitúa en el epicentro del debate artístico y cultural contemporáneo es una enorme suerte.

Procuro asistir regularmente a exposiciones, ferias, visitas de estudio e inauguraciones—no solo en Londres, donde resido, sino también cuando viajo por motivos laborales o personales.

Además, me mantengo informada a través de plataformas especializadas como The Art Newspaper, Frieze así como boletines y publicaciones de museos e instituciones que me gusten, porque muchos ofrecen lecturas críticas muy valiosas. También sigo de cerca el trabajo de varios comisarios, periodistas culturales y artistas contemporáneos que admiro.

 ¿Qué habilidades o cualidades consideras que han sido fundamentales para tu éxito en el sector cultural?

A lo largo de mi trayectoria en el sector cultural, creo que varias cualidades han sido fundamentales para avanzar y mantenerme firme en un entorno tan exigente, competitivo y en constante transformación.

En primer lugar, destacaría la adaptabilidad. El mundo cultural es, por naturaleza, dinámico: cambian los equipos, las prioridades, los presupuestos y, muy a menudo, los contextos políticos o sociales. Saber leer el momento, ajustarse con criterio y ofrecer soluciones creativas bajo presión ha sido esencial para poder seguir creciendo y aportando valor en cada etapa.

También considero clave la empatía y la inteligencia relacional. Ya sea trabajando con artistas, grandes coleccionistas, comisarios, instituciones internacionales o públicos más jóvenes, saber escuchar, entender sensibilidades diversas y construir puentes humanos es imprescindible para generar vínculos sólidos y duraderos.

Otra habilidad fundamental ha sido la visión estratégica acompañada de una rigurosa atención al detalle. Poder ver el panorama general sin perder de vista los matices—desde el enfoque de un evento hasta el tono de un correo o la narrativa curatorial de una exposición—marca la diferencia entre una experiencia correcta y una verdaderamente significativa.

Y, por encima de todo, ha sido crucial tener una pasión auténtica por el arte y por lo que hago. Esa pasión te da la energía necesaria para perseverar, incluso cuando el camino implica sacrificios personales. En mi caso, supuso dejar mi país, mi familia y mis amigos para intentar labrarme un futuro en otro idioma, en un entorno imposiblemente competitivo pero, a la vez, lleno de oportunidades. Es algo que muchas veces en España resulta más complejo por la rigidez de los sistemas públicos y la falta de estabilidad para jóvenes profesionales, lo cual puede ser desalentador. Apostar por una trayectoria internacional ha sido una decisión muy  difícil y llena de sudor y lagrimas, pero la mejor que pude hacer.

¿Qué consejos le darías a alguien que está empezando su carrera en el mundo cultural?

Mi primer consejo sería: no tengas miedo de empezar desde abajo. A menudo, las mejores oportunidades no llegan de inmediato, pero cada paso que das (por pequeño que parezca) puede enseñarte algo valiosísimo. El sector cultural es muy competitivo y a veces precario, pero también profundamente humano: lo que más suele abrir puertas es la actitud, la curiosidad y la capacidad de colaborar.

Segundo: Las trayectorias en este campo no siempre son lineales. A veces hay que pivotar, explorar caminos paralelos o incluso reinventarse (incluso si esto significa tener que cambiar de país, aunque sea temporalmente).

Tercero: No subestimes la importancia de formarte en habilidades prácticas. Saber de arte está genial, pero también necesitas entender cómo hacer un presupuesto, gestionar una base de datos, escribir un texto con claridad o coordinar una producción.

Cuarto: Da lo mejor de ti y Manifest, Manifest, Manifest.